domingo, noviembre 12, 2006

Democracia y dedocracia

La democracia es la base de nuestra sociedad actual, y sin embargo, es curioso observar que los partidos que sostienen esa forma de estado carecen de una democracia interna real. La elección del candidato a la Alcaldía de Madrid es sólo un ejemplo actual que nos deja la "dedocracia".
Si la democracia es pluralismo, ¿no sería lógico que existieran voces críticas dentro de los partidos? Las decisiones antidemocráticas a nivel interno se han generalizado para minimizar los riesgos electorales que genera, sin embargo, ese pluralismo. La razón: el debate interno puede dar imagen de división en el partido. No obstante, lo único que se logra así es dinamitar el sentido de la acción política de las bases.
Paradójicamente, los partidos se quejan de la falta de interés de los ciudadanos por la política, pero impiden actividades en las que los militantes puedan involucrarse. Las primarias que el PSOE celebró en 1998, entre Fernando Morán y Joaquín Leguina - ganando el primero - están ya en el olvido. En el Partido Socialista, que en plena crisis interna, en los años noventa, incluyó en sus estatutos las primarias con la intención de dar ejemplo, ha hecho de las primarias la excepción, mientas que la designación "a dedo" sigue siendo la regla.
Sin embargo, no se puede culpar a un sólo partido. Ni PSOE, ni PP, ni IU se libran de ese miedo a cuestionarse a sí mismos que parece haber invadido a la clase política. Tanto, que incumplen, sin pensarlo, el artículo 6 de la Constitución, que exige el carácter democrático, tanto de la estructura como del funcionamiento de las formaciones políticas.
El problema no es nuevo, ni exclusivo de España, pero esa no es excusa para que los partidos que se llaman "democráticos" no se decidan a serlo de una vez por todas. Por eso, se hace necesaria, cada vez con mayor urgencia, la autocrítica por parte de los partidos, porque si la democracia es lo mejor para la sociedad, no lo es menos para la clase política. Ya es hora de dejar de pensar en el poder, y empezar a pensar en los ciudadanos.